En 2021, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo que las tecnologías digitales sirven para “abogar por los derechos humanos, defenderlos y ejercerlos” Además que, con ellas, también se pueden “vulnerar estos derechos, (…) por ejemplo, mediante medidas de vigilancia, represión, censura y acoso en línea, incluso contra defensores de los derechos humanos”. Esto lo saben bien gobiernos y empresas que las usan para censurar y suprimir información vital, por ejemplo, sobre los derechos sexuales y reproductivos de las niñas, mujeres y otras personas con capacidad de gestar. Así impiden que millones de personas en todo el mundo accedan a atención sanitaria imprescindible y tengan un control total sobre sus propios cuerpos.
Tener acceso a información precisa sobre el aborto en Internet, incluidas las redes sociales, es importantísimo para la autonomía reproductiva. Con ella, las personas pueden conocer sus derechos y las opciones disponibles, se previenen embarazos no deseados y mejoran las posibilidades de realizarse abortos seguros. A través de esta educación también se previene el acoso, la estigmatización y la discriminación que se basa en las decisiones reproductivas de las personas, se normaliza la autonomía corporal y se valoriza la voluntad de las niñas, mujeres y demás personas con capacidad de gestar.
Para que los espacios digitales sean seguros para el ejercicio de los derechos reproductivos es fundamental que se garantice información fidedigna sobre anticoncepción, planificación familiar, y aborto seguro. La protección de la privacidad y de los datos personales y la seguridad de las comunicaciones es crucial en el intercambio de información conectada con la salud reproductiva debido a la criminalización asociada al aborto.
Las activistas y grupos de justicia reproductiva de todo el mundo enfrentan desafíos en los espacios digitales: desde la censura gubernamental hasta la moderación de contenidos, el shadow banning, y los algoritmos que promueven la desinformación y el downranking o devaluación de contenidos críticos sobre salud sexual y reproductiva.
A pesar de los ataques y la censura, con las tecnologías digitales se ha avanzado mucho en el acceso a los derechos en salud sexual y salud reproductiva. Hay servicios de salud reproductiva en línea, consultas médicas, se informa sobre entrega de anticonceptivos y pruebas para detectar infecciones de transmisión sexual (ITS), incluso se acompaña a personas que se realizan abortos con medicamentos en casa. Estas prácticas son muy positivas por cuanto permiten a más personas acceder a estos servicios, y mitigan algunas barreras de acceso relacionadas con la ubicación geográfica, el estatus migratorio o la situación socioeconómica.
Escuchemos a Gema Fernández, Directora Legal de WLW en Europa, quien nos explica el concepto de libertad de expresión reproductiva.